El apio nabo, conocido también como raíz de apio o celeriac, es una de esas hortalizas que, aunque no tan común en todas las cocinas, tiene una increíble versatilidad culinaria y múltiples beneficios para la salud. A pesar de que en algunas regiones es menos popular, como aquí en el País Vasco, en otras como Francia es un alimento esencial en las cocinas. De hecho, cada vez más personas están descubriendo las bondades del apio nabo, ya sea por su sabor o por lo fácil que resulta cultivarlo en huertas familiares.
¿Qué es el apio nabo?
El apio nabo (Apium graveolens var. rapaceum) es una variedad de apio que se cultiva principalmente por su bulbo, que es un tallo engrosado, no un tubérculo como muchos piensan. Este bulbo es la parte comestible de la planta, y a diferencia del apio común, que se utiliza por sus tallos, el apio nabo tiene una textura más firme y un sabor ligeramente dulce y suave, lo que lo convierte en un ingrediente perfecto para diversas recetas.
Tuve la oportunidad de experimentar con el cultivo de apio nabo en la granja ecológica en Azpeitia, donde mi pareja y yo trabajamos en un proyecto familiar dedicado al cultivo sostenible. Al principio, no imaginaba lo sencillo que sería cultivar esta planta, pero su capacidad para adaptarse bien al clima de la región me sorprendió. Es una hortaliza que prospera con facilidad en huertas e incluso en balcones, ofreciendo una gran recompensa en términos de sabor y versatilidad culinaria.
Propiedades nutricionales
Es bajo en calorías pero alto en nutrientes esenciales. Una de sus principales virtudes es su aporte de vitamina C, que ayuda a fortalecer el sistema inmunológico, y vitamina K, esencial para la coagulación sanguínea y la salud ósea. Además, es una excelente fuente de fibra, lo que lo hace ideal para mejorar la digestión y contribuir a una dieta equilibrada. Por si fuera poco, es un alimento bajo en grasas y calorías, lo que lo convierte en un aliado perfecto para quienes buscan opciones saludables sin sacrificar el sabor.
Cuando descubrimos lo fácil que era cultivarlo en nuestra huerta, me di cuenta de que el apio nabo, además de ser nutritivo, es estéticamente muy atractivo. Su forma redonda y su piel blanquecina lo hacen destacar en cualquier jardín. En nuestra granja, a menudo nos encontramos eliminando las raíces secundarias para dejar al descubierto ese bulbo central, que, aunque no es un bulbo en términos botánicos, así lo llamamos comúnmente.
Beneficios
Incorporar el apio nabo en la dieta puede tener varios beneficios para la salud. Al ser rico en antioxidantes, contribuye a la prevención del envejecimiento celular y puede ayudar a reducir la inflamación. Su alto contenido en fibra también lo hace un buen aliado para quienes buscan mejorar su salud digestiva o mantener un peso saludable.
Un aspecto que me fascina del apio nabo es su versatilidad en la cocina. Aunque muchas personas podrían pensar que tiene un sabor amargo por su apariencia rústica, nada más lejos de la realidad. El apio nabo tiene un sabor suave, ligeramente dulce, y una textura firme que lo hace perfecto para ser usado tanto en recetas crudas como cocidas. Desde que lo comenzamos a cultivar en nuestra granja, lo hemos incorporado en ensaladas, purés y guisos, y cada plato ha resultado ser un éxito.
Cómo cocinar
Si nunca has probado cocinar con apio nabo, te estás perdiendo un ingrediente fantástico. Este bulbo puede consumirse crudo en ensaladas, rallado o cortado en finas rodajas, aportando una textura crujiente y fresca. En Francia, por ejemplo, es común encontrarlo en ensaladas como la remoulade de celeriac, donde el apio nabo rallado se mezcla con una deliciosa salsa de mostaza y mayonesa.
Otra opción deliciosa es asarlo o hervirlo para hacer un puré de apio nabo. Su consistencia cremosa y su sabor delicado lo convierten en una alternativa saludable a otros purés más pesados como el de patatas. En nuestra cocina, lo hemos utilizado para acompañar carnes, pescados, o incluso como base para sopas.
Recuerdo la primera vez que lo probamos en una ensalada fresca aquí en casa. Me sorprendió lo blanquita y suave que era la carne del apio nabo, y cómo contrastaba con otros ingredientes en términos de textura. Esta hortaliza aporta una textura única, que añade un toque especial a cualquier plato, ya sea cocido o crudo.
El cultivo del apio nabo en casa
Si tienes una huerta o incluso un pequeño balcón, te animo a que cultives apio nabo. Esta planta es bastante resistente y no requiere cuidados demasiado exigentes. Como mencioné antes, en nuestra granja familiar, hemos tenido muy buenos resultados con su cultivo. Basta con asegurar que tenga suficiente espacio para que el bulbo pueda desarrollarse y, por supuesto, eliminar las raíces secundarias que puedan impedir su crecimiento.
Para aquellos que no están familiarizados con su cultivo, es importante recordar que el apio nabo puede tardar unos meses en madurar completamente, pero una vez que lo cosechas, puede almacenarse durante bastante tiempo en un lugar fresco y seco. Así tendrás apio nabo fresco a lo largo de todo el invierno, listo para usar en cualquier receta.
Es una hortaliza infravalorada, pero tiene todo el potencial para convertirse en uno de los ingredientes favoritos en la cocina. Es nutritivo, fácil de cultivar, y versátil en la cocina, permitiendo su uso tanto en platos crudos como cocidos. Además, su sabor suave y ligeramente dulce lo hace ideal para quienes buscan opciones diferentes pero saludables.
Si bien en algunas regiones, como en el País Vasco, su uso es menos común, te animo a que le des una oportunidad. No solo enriquecerá tus platos, sino que, si decides cultivarlo, te sorprenderás de lo fácil que es. Para nosotros, en nuestra granja ecológica de Azpeitia, ha sido una adición espectacular, y esperamos que para ti también lo sea.